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domingo, 30 de enero de 2011

Paseando (Y.... V)


Corrí hacia mi vehículo con las pocas fuerzas que me quedaban y me acomodé en su interior. Aún no había terminado de hacerlo cuando aparecieron mis compañeros y se situaron, Will a mi derecha, Hondo a la izquierda y Celeste detrás; no se por qué pero tuve una gran sensación de plenitud cuando todos estuvimos reunidos. En el interior del casco, sonó la voz de DJ: Amigos, vamos a emprender la última etapa de esta Carrera, así que poned en marcha vuestros vehículos hacia su destino…

Observé que el Panel de Reciclaje Energético estaba con la carga al máximo y, nada más dar al botón de encendido, nuestros vehículos, al unísono, comenzaron a desplazarse a toda velocidad; antes de darme cuenta o de observar cualquier detalle, entré en un espacio donde lo predominante era la luz; una luz brillante que no cegaba y que iba cambiando de color a medida que el vehículo se desplazaba. Tuve la sensación mientras esto ocurría de que me iba recargando energéticamente y el cansancio lógico por lo vivido durante la noche pasada, desaparecía dando paso a un estado de bienestar muy agradable que solo podría describir con una palabra: calma…
Una calma que me recorría a todos los niveles vitales, sintiendo que, entre ese Panel de Reciclaje y yo existía una corriente de intercambio mutuo que me resultaba conocido por haberlo experimentado en otras circunstancias, esa corriente fluía de forma natural, sin que mediara voluntad de hacerlo… Sólo podría describirla con una palabra: Amor….

Fue entonces cuando escuché: “La vida no está hecha para comprenderla sino para vivirla” Y a continuación :”Aquel que tiene un porqué para vivir puede enfrentarse a todos los cómos”. Me di cuenta de que querer vivir la vida intelectualmente, restringiéndose a normas, preceptos, religiones, etc., no es vivir lo propio, lo que nos va llegando para ser experimentado… La noche pasada me demostró que la única vía para hacerlo, para aprender, para construir y evolucionar, está en nuestro interior, porque el camino que yo seguí en esa oscura noche del alma, fue un camino por mi elegido, orientada por mi propio corazón, por mi esencia, a través de los propios recursos.

Cuando me quise dar cuenta, había llegado al hangar y allí me esperaban mis compañeros y DJ… Nos abrazamos, esta vez a modo de despedida que intuí por un largo tiempo. DJ me dijo: Espero que lo vivido te sea de utilidad para tomar definitivamente el timón de tu existencia, Lucy. Siempre estaré a tu lado… Siempre estuve…

Will, Hondo y Celeste me rodearon de nuevo, como durante toda la “Carrera” , más que abrazarnos nos fundimos unos con otros, y pude darme cuenta de que cada uno de ellos representaba un aspecto de mí misma y que también, aunque no lo expresaran verbalmente, habían formado siempre parte de mí desde mi llegada a este mundo.

Contemplé el horizonte de aquel brillante desierto, el oasis con su pequeña laguna siempre viva, alimentada por las entrañas de la tierra, el azul brillante del firmamento…, y poco a poco, el paisaje fue cambiando… No tuve que atravesar puerta alguna para aparecer sentada en el autobús donde DJ me abordó…

Al mirar mi reloj, vi reflejada la hora en sus manecillas: Las cinco de la tarde… Presioné el botón de “Parada” y comencé a caminar más allá de ese muro de lilas y enredadera que marcaba una frontera entre lo externo y lo interior; supe que ese muro se había disuelto…

Respiré intensamente y un chorro de energía me recorrió de dentro a fuera percibiendo un fresco perfume ¿de lilas?

Seguí paseando…

Por la vida…

jueves, 27 de enero de 2011

Paseando IV


A la entrada del parque, nos esperaban Will, Hondo y Celeste. Después de los saludos correspondientes, Hondo indicó a DJ que un poco más adelante se encontraba el acceso al otro espacio, de manera que le seguimos por una vereda solitaria y al llegar a una espesa arboleda, en un lugar donde se podía distinguir una zona de penumbra que se iluminó a medida que nos acercábamos, pudimos ver el muro cubierto de lilas y enredaderas por donde entramos siguiendo a nuestro compañero.

El paisaje del desierto se ofrecía esplendoroso, y lo más curioso es que, al contrario de lo que pudiera pensarse, la temperatura era agradable, casi primaveral, la arena brillaba como si alguien la hubiera mezclado con miles, millones, de diminutas estrellas, y…

…Antes de acceder al parque junto a DJ, había consultado la hora y mi reloj marcaba las 5 de la tarde, sin embargo al entrar en ese lugar que yo había identificado, a lo largo del tiempo de reflexión desde el primer encuentro hasta el momento presente, como un espacio del alma, se podía contemplar un anochecer esplendoroso con el contorno de las árboles del oasis cercano dibujados, casi troquelados, en el azul estrellado del horizonte a la par que una luna enorme se reflejaba en la pequeña laguna que brotaba de las entrañas de la tierra...

Se trataba de una estampa verdaderamente cautivadora y relajante… Estuvimos unos minutos en silencio contemplando el paisaje, hasta que DJ nos sacó del éxtasis exclamando: Es hora de ponernos en marcha, ir a cambiaros de ropa y reuniros a continuación conmigo.

Al entrar al hangar me di cuenta de que los vehículos no se encontraban en su lugar, cosa que me extrañó; miré a mis compañeros y antes de formular la pregunta, Will, sonriendo me dijo, mientras se acercaba y amablemente me tomaba por el hombro: ¿Has dado por hecho que todo será igual a la vez anterior? ¡No necesariamente, Lucy! Espera, amiga: “La espera está llena de claves y mensajes. La espera es un arte que se desarrolla a través de la paciencia”

Al llegar al punto de encuentro, DJ nos entregó una bolsa a cada uno… Dentro, aclaró, tenéis todo lo necesario para la jornada que vais a vivir. Se trata, continuó, de la búsqueda y puesta en marcha de vuestros vehículos vitales, y para ello debéis dirigiros sin demora alguna... Y entonces especificó: Will, al norte, Hondo al sur, Celeste al este y tú, Lucy, al oeste…

Cuando DJ terminó la explicación, mis tres compañeros comenzaron a caminar inmediatamente; yo me detuve y miré el interior de la mochila buscando una brújula, ya que al haber casi anochecido, no sabía de qué forma orientarme. Al no encontrarla pregunté a DJ, a lo que respondió: "No necesitas ninguna brújula". Simplemente sigue el camino del corazón y extendiendo su mano a modo de despedida, estrechó la mía mientras me deseaba suerte sonriendo. Al ver la duda reflejada en mi cara, añadió: "Dibuja tú misma el camino y hazlo con tus pasos, sin pensar en la meta; el propio camino es tu meta, Lucy...

Había tal convencimiento en su mirada que todas mis dudas se disiparon, de manera que empecé a caminar mirando de vez en cuando a la luna, al horizonte, confiando que, mis pasos me conducirían por el camino adecuado...

Caminar por el desierto no es tarea fácil, especialmente cuando no se lleva un mapa, brújula o se poseen conocimientos de astronomía para orientarse, pero en mi memoria conservaba tanto las palabras de Will en el hangar como de DJ antes de partir... El silencio era tal que podía escuchar el latido de mi corazón, y en ese latido una vez que mi inseguridad iba desapareciendo, descubrí un mapa misterioso que me indicaba el sentido de mis pasos.
Estuve horas caminando, o al menos lo que que yo sentía como el discurrir del tiempo en aquel espacio y durante el trayecto acudió a mi ánimo el recuerdo de mis padres, de mis hijos, de mis hermanos y amigos, de todos aquellos que habían tenido importancia en mi vida y me sentí fuerte y capaz, a través del amor entregado y recibido, sintiéndome, asimismo, inundada por algo que no podría definir y que me amparaba, proporcionándome el impulso necesario para seguir adelante cuando el viento arreció y las arenas del desierto se levantaron por efecto del temporal, mágicamente abrigada para poder combatir el frío cuando la temperatura nocturna se hacía insoportable...

Fui entonces consciente, de que debía atravesar esa oscura noche del alma que haría posible que todo mi ser se iluminara cumpliendo, así, mi verdadera misión. Sentí que era todo eso lo único válido en este espacio más allá de la vida. Atrás quedaban carentes de valor, mis posesiones materiales, posición social, conocimientos académicos o cualquier otro adorno que no cupiera en este "lugar" en el que ahora me encontraba.

Al cabo de un tiempo que no sabría calcular, cuando empezaba a pensar que ya no me quedaban fuerzas para seguir adelante y que sucumbiría en el intento, amaneció súbitamente y a pocos metros pude contemplar mi vehículo iluminado por el sol del amanecer...

Miré hacia atrás y la noche se despidió de mi dejando tras de sí la experiencia vivida en lo más profundo de mi corazón.

Continuará....

miércoles, 26 de enero de 2011

Paseando III


Después de estar un rato sentada rememorando la experiencia vivida, recordé las últimas palabras de DJ "Volveremos a encontrarnos" Y fui consciente de que no habíamos hablado sobre cuando volveríamos a vernos para seguir con la carrera…

Esa misma noche soñé con mi vehículo y con el suceso de mi niñez que había hecho que éste bajase de velocidad hasta pararse… Al despertar, me di cuenta de que el recuerdo del suceso aludido ya no me dolía ni me producía ningún tipo de alteración emocional… Además, tenía la sensación de haber estado equivocada en la primera interpretación preguntándome sobre el "por qué" y no sobre el "para qué", llegando ahora, a la conclusión de que lo que ocurrió fue necesario y que esas puertas que yo, a traves de la experiencia concreta creía cerradas, dieron lugar al hallazgo de otros caminos que habían sido muy positivos en mi vida.

Después de desayunar, me marché a trabajar como cualquier otro día; mientras caminaba iba recitando: ” Lo que sabes es una gota de agua, lo que ignoras es el océano” y lo hacía de forma repetitiva, como si de un mantra se tratase… Se me ocurrió, que dentro de cada experiencia, no existe una sola conclusión y que, aquella a la que llegamos en un primer momento, cuando las emociones afloran, puede no ser la mejor que del hecho en sí deba extraerse. Me había ocurrido con ésta que a pesar del tiempo transcurrido, casi treinta años, no se había resuelto completamente hasta el día anterior… Y la aparición de DJ en mi vida me pareció providencial…

Pasó alrededor de una semana y no recibí noticia alguna de DJ, a pesar de ir cada tarde a pasear por el lugar donde todo comenzó, y no sólo eso, sino que la avenida seguía con su aspecto de siempre, sin muro de enredaderas, ni flores, ni puertas que no fueran las de los edificios que allí existían.

Llegó un momento en el que pensé que no había vivido realmente la experiencia y que nunca volvería a esa carrera tan especial, sin embargo, algo por dentro me hacía esperar, esperar a recibir alguna señal, llamada o cualquier cosa que me indicase que no había sufrido una alteración transitoria de mis facultades que me hubiera llevado a fabular hasta el punto de creerme algo que no existía en la realidad.
A pesar de todo, seguía pensando en lo vivido, en las experiencias que acudieron a mi memoria, en mis sentimientos con respecto a los recuerdos… Soñaba muy a menudo con ello, y real o ficticia, la experiencia me había llevado a revisar esos lejanos recuerdos, y a través de las reflexiones y las conclusiones al respecto, a sentirme cada vez más en paz con mi pasado contemplándolo desde una perspectiva diferente, más madura, más real..

Pasaron cerca de dos meses y, cuando casi había perdido la esperanza, un día yendo en el autobus, alguien se sentó a mi lado... ¡Buenos días, Lucy!. Reconocí inmediatamente su voz... ¡DJ! Exclamé, mientras él, pulsando el botón de "Parada", me tomó del brazo y se levantó del asiento cediéndome el paso hacia la puerta. Tenemos mucho que hacer, me dijo mientras bajábamos..

Justo enfrente de la parada del bus, había un parque que yo conocía muy bien por haberlo frecuentado durante la infancia junto a mis hermanos...

lunes, 24 de enero de 2011

Paseando II


Algo nerviosa, cambié mi ropa por una especie de mono de color naranja metálico que estaba confeccionado con un tejido elástico que se adaptaba al cuerpo como la misma piel, un tejido que no se parecía en nada a cualquier otro que yo conociera; tomé en mis manos una especie de casco plateado del mismo tejido y salí al hangar donde DJ, acompañado de tres personas más con idéntica vestimenta a la mía, esperaban mi llegada…
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DJ me presentó a las tres personas: dos hombres, Will y Hondo, y una mujer, Celeste… Después de saludarles me interrogaron sobre mi procedencia, edad, ocupaciones y a continuación fui invitada a elegir un vehículo de los que allí se encontraban, así que, sin dudar un momento, escogí un platillo monoplaza que se desplazaba a una distancia de unos treinta cm del suelo y tenía una rotación en desplazamiento horizontal de 180º, según me explicaron…
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Todos los vehículos eran impresionantes, ligerísimos y como expliqué, de los más variados diseños, y luego estaba el tema del combustible; yo iba de sorpresa en sorpresa, y lo que más me extrañaba es que, a Will, Hondo y Celeste, parecía no sorprederles en absoluto.
La energía que consumían los vehículos, era… ¿Cómo podría explicarlo? ¡Producto de nuestras decisiones, de nuestro trabajo interno a través de los pensamientos que, inducidos por la voz de DJ, íbamos teniendo durante las carreras! ¿Alguien podría creerlo?
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Por indicación de DJ que era, el responsable directo de las cuatro personas que allí competíamos, nos colocamos los cascos a los que acopló una pequeña espiral dorada en la parte de la coronilla, unos guantes que había sobre el asiento de cada vehículo, que por lo que nos explicó nuestro supervisor llevaban unos sensores que, junto a la espiral del casco provisto de otros tantos sensores en su interior, emitían señales a una panel de reciclaje energético que había en el salpicadero del vehículo.
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¡A vuestros puestos! Exclamó DJ... Me senté en el asiento, sin tener ni idea de cómo debía conducir el platillo, pero enseguida aparecieron delante de mis dos palancas circulares con un pequeño letrero luminiscente en el centro de cada una: Coloque sus manos sin presionar, indicaba el letrero… Al hacerlo, los reposabrazos del asiento se elevaron hasta la altura de mis antebrazos, proporcionándome el suficiente apoyo como para mantener una posición cómoda.
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“Tranquilos”…, escuche a través de un altavoz que había sobre mi cabeza, era la voz de DJ, disfrutad del trayecto… Sentí una corriente de calma y empatía al escuchar su voz, y como por arte de magia, el vehículo empezó a desplazarse. Miré a derecha e izquierda y pude comprobar que mis compañeros también lo hacían, y cuando mi cabeza iba a empezar a hacer valoraciones o análisis de la situación, volví a escuchar la voz, esta vez dentro de mi cabeza, como si saliera del casco… “Lo que sabes es una gota de agua, lo que ignoras es el océano” Era una frase conocida pero, al escucharla, sentí como si esa afirmación pudiera ser el comienzo de algo nuevo y enriquecedor para mí.
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Mi mente y mi corazón se pusieron inmediatamente a trabajar y como por encanto, mi platillo dio un acelerón que, de no ir sujeta al asiento por un cinturón acolchado en forma de arnés, me hubiera hecho dar un bote considerable.
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A continuación una oleada de recuerdos de mi vida, siguiendo un orden cronológico, acudieron a mi memoria; y emociones de alegría, tristeza, indignación, arrepentimiento, empatía o compasión inundaban mi ánimo según de qué experiencia se tratara. La vivencia de todo ello como si sucediera en tiempo real, era tan fantástica como la velocidad que mi vehículo alcanzaba mientras que el panel de reciclaje cada vez se iluminaba con más intensidad.
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Pude comprobar. Asimismo, que cierto tipo de sentimientos provocaban que la velocidad del vehículo descendiera, por ejemplo cuando el recuerdo me condujo a un suceso de la infancia con el que me sentí presa de la injusticia y una oleada de rabia me invadió impidiéndome razonar y sacar conclusiones. En ese instante, mi vehículo se paró y pude comprobar que Will, Hondo y Celeste, seguían adelante…
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Dj se acercó a mí sonriendo… Bien, exclamó, por hoy es suficiente. No había terminado la frase cuando aparecieron mis compañeros súbitamente y uno por uno, me fueron abrazando y felicitándome por el éxito de mi carrera…
Una vez nos hubimos despedido, DJ, me pidió que me cambiara de ropa y después, tomándome con gentileza del brazo, me acompañó a la puerta. Al despedirse me dijo: Bien, Lucy, ya habrás adivinado que la competición no tiene nada que ver con tus compañeros sino contigo misma…
Volveremos a encontrarnos…
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Al salir a la calle, consulté el reloj y mi sorpresa fue tal que volví a quedarme paralizada en medio de la calle. ¡Era la mismísima hora que antes de entrar y llevar a cabo la experiencia! Confundida pero animada, empecé a caminar… Al ir a dar la vuelta a la esquina volví la cabeza, pero el muro ya no estaba… Se veía la avenida por la que había paseado siempre…
***
Seguí caminando hasta llegar a mi casa…

lunes, 17 de enero de 2011

Paseando I (Cuento de ficción)


Anoche salí a dar un paseo, caminaba sin un rumbo fijo, hacia donde mis pasos quisieran dirigirse e iba imbuida en mis pensamientos cuando me ocurrió algo para lo que no tengo explicación. Al dar la vuelta a una esquina, en lugar de encontrarme con la calle que debía ocupar ese espacio, apareció un muro cubierto de lilas y enredadera; mi sorpresa fue mayúscula, como es normal. Me quedé allí parada, con cara de poker hasta que una nueva presencia me sacó del trance...

Se trataba de alguien desconocido que me saludó al llegar y a continuación, se dirigió a una zona a la derecha de donde yo me encontraba y, después de empujar el muro, desapareció ante mi estupefacta mirada; antes de darme tiempo a reaccionar, el desconocido asomó de nuevo la cabeza por ese mismo lugar y se dirigió a mi: disculpe, me dijo, le apetecería entrar? Algo indecisa por la sorpresa, seguí al hombre y al franquear la entrada, apareció ante mis ojos el paisaje de un desierto.

Al verme tan confundida, el desconocido se presentó: soy D.J, me dijo, y vengo desde Méjico... Bueno, he de aclararte que en este lugar se lleva a cabo una competición muy especial en la que se emplean diferentes vehículos, pero, como te decía, no es una competición cualquiera... Digamos que el objetivo de la misma es el aprendizaje en grupo, y el premio, la experiencia y el autoconocimiento, el descubrimiento de que "aquí" y puso, con delicadeza, la mano en el centro de mi pecho, late algo más que un simple corazón.

A pesar de no comprender la situación, la oferta me resulto atractiva y acepté casi sin
Pensar, así que, a una indicación suya le seguí hasta una especie de hangar ubicado a unos metros de la entrada...

Al traspasar el umbral aparecieron ante nuestros ojos un sinfín de vehículos de lo más variado, desde automóviles de competición hasta una especie de cohetes, pasando por tortugas y caracoles a propulsión o platillos voladores de una sola plaza...

Ve cambiándote de ropa, continuó el caballero, mientras piensas en el vehículo con el que te gustaría competir. Así lo hice al entrar a una habitación donde había, cientos, miles de taquillas con un cartel que no distinguí en cada una de ellas; elegí la que más cerca tenía y cual no sería mi sorpresa cuando, al ir a abrirla observe que en la puerta había un letrero luminoso en el que ponía "Lucy", ése es mi nombre... ¿Cómo sabrían de antemano que iba a aceptar? Pero ese era otro de los misterios de mi fantástico "paseo"...
Continuará...

domingo, 2 de enero de 2011

¡¡¡FELIZ 2011!!!


Cada año, cuando termina un ciclo y comienza otro, me marco algunas intenciones, pienso en lo que debería modificar, quizá en aquello que el año anterior me propuse y no conseguí, aunque consiguiera otras muchas cosas que ni me había propuesto ni se me ocurrieran porque, lógicamente, no conozco a priori, las circunstancias que se me van a presentar, por lo tanto...

... El 2010 ha sido un año estupendo: He ganado, he perdido, he sido feliz, he sufrido, pero al fin, resulta que si lo analizo con un mínimo de objetividad, HE VIVIDO…

Y de eso se trata, de VIVIR, de hacerlo lo mejor que sepamos, lo mejor que podamos, y por fin estar satisfechos del resultado, y si no hemos cumplido todo aquello que nos propusimos, sin auto-castigos, sin críticas destructivas, sin cargos de conciencia, con humildad si el resultado fuera positivo…

... Y el resultado ha sido muy bueno, mucho, no tanto por el balance en sí, que en eso no pienso en este momento por lo que siempre digo: Es ya pasado e hice lo que pude, sino porque la vida me ha llenado de oportunidades para aprender y porque desde aquel 1.1.2010, he estado dispuesta a hacerlo, con mayor o menor celeridad, claro… Pero HE APRENDIDO

Así que, lo único que hoy me planteo, es precisamente eso:

VIVIR, un año más, APRENDIENDO...

¡Ah! Una sola cosa más…

AGRADECER lo vivido por aquello que he aprendido…

¡¡¡FELIZ 2011!!!