Hablando a veces contigo,
sin sonrojo comentamos,
cuando tú hablas contigo y yo lo hago conmigo…
Y sabiendo lo que sabemos
sin sonrojo comentamos,
cuando tú hablas contigo y yo lo hago conmigo…
Y sabiendo lo que sabemos
yo de ti y tú de mí,
juntos acabamos riéndo
Yo contigo, yo de mí...
Tú conmigo, tú de ti...
Eso, sí…
Con todos nuestros respetos,
llegando a la conclusión,
juntos acabamos riéndo
Yo contigo, yo de mí...
Tú conmigo, tú de ti...
Eso, sí…
Con todos nuestros respetos,
llegando a la conclusión,
que no está mal escucharse,
ni tampoco responderse,
que cuando no hay otro en el juego,
el hablar con uno mismo
podría llegar a ser, sano, lícito y certero
que cuando no hay otro en el juego,
el hablar con uno mismo
podría llegar a ser, sano, lícito y certero