Hace poco limpiando un maletero, me encontré, dentro de una bolsa de viaje que no usaba desde hace años, un montón de cajitas de esas de sorpresa de huevo kinder, sí, de las amarillas que no hay quien abra, que un día intenté, ante las lágrimas de uno de mis hijos, abrir con la boca y saltó la tapita hacia mi garganta y a poco me asfixio…
…Y una vez abiertas, te podía salir un muñequito entero pero, la mayor parte de las veces, te tocaba cualquier otro regalito perteneciente a una “famosa colección” que tenías que organizar mirando un mapita del tamaño de un sello de correos, que no lo veías ni con las gafas esas que llamaban “de ver”, y que a veces te sobraban o faltaban piezas y lo que pensabas, inicialmente, que era un microrobot, acababa siendo un cochecito tan mono, con su motorcito y todo y después de terminar de montarlo, ya con varias uñas rotas, se lo enseñabas al niño demostrándole -triunfante- que rodaba muchísimo con sólo frotar un poquito las rueditas del tamaño de lentejas contra el suelo, y resulta que al niño, después de mirarlo y probar esa maravilla, no le gustaba nada porque tenía otro mejor, mucho más grande, que rodaba a milporhora y no esta “caca-diminuta que no vale para nada”, y además -supuestamente, que no siempre era así- ya se habían comido el huevo kinder y el final de la “caca-diminuta” era el cubo de la basura, claro, después de verlo rodar de un lado a otro durante un tiempo, pero lejos de las manos del niño…
¿Qué era lo que estaba contando? Ah! Sí…Pues que yo les hacía bocadillos de huevos kinder que estaban riquísimos, porque si no, la mayor parte de las veces, no se comían el dichoso huevo, compuesto del mejor de los chocolates existentes, por el que todos los niños suspiraban (maravillas de la publicidad) y un "vaso completo de leche".
¿No habéis comido nunca un bocadillo de huevo kinder?
…Y una vez abiertas, te podía salir un muñequito entero pero, la mayor parte de las veces, te tocaba cualquier otro regalito perteneciente a una “famosa colección” que tenías que organizar mirando un mapita del tamaño de un sello de correos, que no lo veías ni con las gafas esas que llamaban “de ver”, y que a veces te sobraban o faltaban piezas y lo que pensabas, inicialmente, que era un microrobot, acababa siendo un cochecito tan mono, con su motorcito y todo y después de terminar de montarlo, ya con varias uñas rotas, se lo enseñabas al niño demostrándole -triunfante- que rodaba muchísimo con sólo frotar un poquito las rueditas del tamaño de lentejas contra el suelo, y resulta que al niño, después de mirarlo y probar esa maravilla, no le gustaba nada porque tenía otro mejor, mucho más grande, que rodaba a milporhora y no esta “caca-diminuta que no vale para nada”, y además -supuestamente, que no siempre era así- ya se habían comido el huevo kinder y el final de la “caca-diminuta” era el cubo de la basura, claro, después de verlo rodar de un lado a otro durante un tiempo, pero lejos de las manos del niño…
¿Qué era lo que estaba contando? Ah! Sí…Pues que yo les hacía bocadillos de huevos kinder que estaban riquísimos, porque si no, la mayor parte de las veces, no se comían el dichoso huevo, compuesto del mejor de los chocolates existentes, por el que todos los niños suspiraban (maravillas de la publicidad) y un "vaso completo de leche".
¿No habéis comido nunca un bocadillo de huevo kinder?
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Pues consistía en abrir un bimbollo, que era un tiérnisimo panecillo alargado, (creo que ya ni existen) y después de darle mantequilla en las dos mitades, poner ambas idem del huevo en la mitad inferior del bimbollo, colocar sobre esto la tapa superior del mismo y aplastarlo un poquito después de haberlo envuelto en papel de aluminio.
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De vez en cuando, les llevaba estos bocadillos a mis hijos a la salida del cole, y mientras se lo comían durante el camino de vuelta, me tocaba abrir las cajitas amarillas para ver qué sorpresas les habían tocado y aguantar que se peleasen queriendo unos las sorpresas de los otros, que no sé qué extraño poder ejercen dichas sorpresas, para luego acabar en la basura o como mucho en el fondo de un cajón; eso sí, después de romperme las uñas y acumular las cajitas amarillas que parecían muy útiles pero que a la larga no servían para nada, más que, como en este caso, traerme un grato recuerdo…
10 comentarios:
Pues, oye, que jamás he comido un huevo Kinder y, leyéndote, me está apeteciendo... Pero, en cambio, me solidarizo con tus aventuras abriendo la cajita amarilla e intentando montar las diminutas piezas que parecen retar ls yemas de los dedos, jeje.
Saludines.
No me digas que de esas cajitas no te has desprendido, después de tantas cosas de las que sí!
Bonitos y tiernos recuerdos, Luz, estos son los verdaderos tesoros que acumulamos en la vida.
Pues te lo recomiendo, Una mirada, creo que es una experiencia que nadie debe dejar de tener, (jajaja) Sólo sé que a los niños les entusiasman, no sé muy bien por qué: si por las "sorpresas", por el huevo o... Pero hablo de dos generaciones con el mismísimo interés por ellos y sus "sorpresas"
Besitos
jajajaa, ami... Es que parecen super útiles, por ejemplo para...Y como abultan poquito, se quedaron en ese bolsillo interior de la maleta hasta ver si decidía en qué emplearlas.
Lo más gracioso es que, con la limpieza, me deshice de la bolsa y las cajitas siguen por ahí...
Muy tiernos recuerdos, es cierto: ¡Ayssss!
Besitos
Tienes un premio que recoger en mi blog.
Muchas gracias, ami... Eres un solete.
Muchos besitosss
jeje, linda historia. Nunca he comido de esos bocadillos!!!pero me has recordado las sorpresitas.
Era la leche!mirar a ver que te habia tocado.. pero tienes razon, luego acababa en la basura jeje.
Yo ahora tengo algunos graciosos por ahi na mas, tener recuerdos es bonito:)
un besote y buen dia luz^^
Me he reido mucho con tu post.. la de huevos kinder que abré abierto!Con la boca, partiéndote un par de uñas, je,je. Eso ya pasó, se hacen mayores y ya han pasado a otras cosas.Un saludo, Blau.
jajaaaa, LEO: Creo que el verdadero atractivo de esos huevos eran las sorpresitas, y no porque fueran muy buenas sino, eso no lo olvidaré, por las caritas que ponían los niños abriendo esa cajita, como pensando: Esta vez será algo maravilloso.
Nunca era nada maravilloso, pero al día siguiente, pedían el huevo Kinder como si fuera lo más...
Besitos, LEO
Es cierto Blau, pero como le decía a LEO, son pequeños detalles que cuando pasan no se olvidan, y para mí siempre seguirá vivo el "misterio de los huevos Kinder". Creo que habré abierto cientos de ellos.
¿Tienes idea de en qué pueden emplearse las cajitas?
jajaja ¡Es broma!
Besos
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