Insistiendo en lo que hace poco comentábamos sobre que la verdadera meta del ser humano es el propio camino que nos hace aprender de nuestros aciertos y errores, con la posibilidad de contemplar y disfrutar ese paisaje intermedio tan intensamente como cada cual desee, pudiendo evolucionar y transformarnos en la medida en que nos impliquemos en ese maravilloso viaje de la vida, tan extraordinario, que cada cual realiza el suyo propio diferente al del resto, una aventura incomparable o simplemente algo por lo que pasamos sin más, cumpliendo una serie de funciones biológicas para lo cual estamos preparados de origen…
Según elijamos…
Hoy me he encontrado con un cuento que resulta muy ilustrativo sobre este tema y lo transcribo a continuación para que, quien así lo desee, disfrute y pueda reflexionar con su contenido.
Según elijamos…
Hoy me he encontrado con un cuento que resulta muy ilustrativo sobre este tema y lo transcribo a continuación para que, quien así lo desee, disfrute y pueda reflexionar con su contenido.
“Rabindranath Tagore, el poeta, había estado buscando a Dios durante millones de vidas. Le había visto algunas veces, a lo lejos, cerca de una estrella, y empezaba a ir en esa dirección, pero cuando llegaba a la estrella, Dios se había ido a otra parte. Pero él siguió buscando y buscando —estaba determinado a buscar el hogar de Dios— y la sorpresa de sorpresas fue que un día llegó a una casa en cuya puerta estaba escrito: «Casa de Dios».
Imagina su éxtasis, comprende su alegría. Subió corriendo las escaleras y estaba a punto de llamar a la puerta cuando su mano se quedó congelada de repente. Había tenido una idea: «Si por causalidad ésta es la verdadera casa de Dios, entonces ya he acabado, mi búsqueda se ha acabado. He llegado a identificarme con mi búsqueda, no sé hacer otra cosa. Si se abre la puerta y encuentro a Dios, la búsqueda se acaba.
¿Y entonces qué?
Empezó a temblar de miedo, se quitó los zapatos y descendió los preciosos escalones de mármol. Tenía miedo de que Dios pudiera abrir la puerta aunque él no había llamado. Y a continuación se puso a correr tan rápido como nunca antes. Pensaba que había corrido detrás de Dios todo lo rápido que podía, pero ese día corrió como nunca, sin mirar atrás.
«Sigo buscando a Dios, afirmaba el poeta. Sé dónde está su casa, por eso la evito y busco por otros lugares. El desafío es muy grande, la emoción es muy grande, y mientras busco sigo existiendo. Dios es un peligro: seré aniquilado. Pero ahora ni siquiera temo a Dios, porque sé dónde vive. Por eso, evitando su casa, sigo buscándolo por el universo. Y en lo más profundo de mí sé que no busco a Dios; mi búsqueda es para nutrir mi ego».
Normalmente a Rabindranath Tagore no se le suele asociar con la religión. Pero sólo un hombre con una tremenda experiencia religiosa puede escribir unos poemas como los que escribió. No es poesía ordinaria, contiene una gran verdad.
La situación es ésta: la dicha no te permite existir; tienes que desaparecer. Por eso no se ve mucha gente dichosa por el mundo. La desgracia nutre tu ego, por eso se ve a tanta gente desgraciada en el mundo.
El punto básico y central es el ego. Para la realización de la verdad última tienes que pagar el precio, y el precio no es otro que abandonar el ego. Por eso, cuando llegue el momento, no lo dudes. Desaparece danzando... con una gran risa, desaparece; con canciones en tus labios, desaparece”.
Desaparecer como individuos, más allá del ego, es lo que nos hace integrarnos en la totalidad, formar parte de la energìa divina, Ser...
Porque Dios no existe, no es un ente con personalidad propia, no se le puede buscar aisladamente, aunque integre todo lo que Es en la existencia, lo que vibra, lo que vive...
Somos en la existencia, ni más allá ni más acá...
«Sigo buscando a Dios, afirmaba el poeta. Sé dónde está su casa, por eso la evito y busco por otros lugares. El desafío es muy grande, la emoción es muy grande, y mientras busco sigo existiendo. Dios es un peligro: seré aniquilado. Pero ahora ni siquiera temo a Dios, porque sé dónde vive. Por eso, evitando su casa, sigo buscándolo por el universo. Y en lo más profundo de mí sé que no busco a Dios; mi búsqueda es para nutrir mi ego».
Normalmente a Rabindranath Tagore no se le suele asociar con la religión. Pero sólo un hombre con una tremenda experiencia religiosa puede escribir unos poemas como los que escribió. No es poesía ordinaria, contiene una gran verdad.
La situación es ésta: la dicha no te permite existir; tienes que desaparecer. Por eso no se ve mucha gente dichosa por el mundo. La desgracia nutre tu ego, por eso se ve a tanta gente desgraciada en el mundo.
El punto básico y central es el ego. Para la realización de la verdad última tienes que pagar el precio, y el precio no es otro que abandonar el ego. Por eso, cuando llegue el momento, no lo dudes. Desaparece danzando... con una gran risa, desaparece; con canciones en tus labios, desaparece”.
Desaparecer como individuos, más allá del ego, es lo que nos hace integrarnos en la totalidad, formar parte de la energìa divina, Ser...
Porque Dios no existe, no es un ente con personalidad propia, no se le puede buscar aisladamente, aunque integre todo lo que Es en la existencia, lo que vibra, lo que vive...
Somos en la existencia, ni más allá ni más acá...
8 comentarios:
Ahora entiendo yo el por qué de mi invisibilidad entre los semejantes! Es porque he desaparecido y los pobres no me pueden ver!
Aunque hablo en todo de broma, no deja de ser verdad.
Un besazo
Gracias por estas palabras!
Pero hay una razón para esa invisibilidad a la que te refieres, querida ami, y es que a los que luchan por figurar en primera linea, por ser lo más en todo, cosa imposible en esta sociedad, no les gustan aquellos que saben quiénes son, y menos aún aquellos que conocen el camino que transitan y se hacen los ciegos :))
Feliz semana, amiga
Gracias a tí Maga, por pasarte por esta casa.
Un saludo cordial
Exacto: "Somos en la existencia". En la nuestra y en todas las que en ella se entrecruzan y, tantas veces, nos obligan a hacer virajes e improvisados bucles.
Saludos fraternales.
"Una mirada":
Es así, partes de un todo, piezas de un puzle en el que cada cual ocupa su lugar en razón de la totalidad, pero como piezas sueltas no tendríamos más sentido que el de cumplir una función puramente biológica que no digo que no tenga su valor, pero muy limitado, restringido únicamente a una identidad aislada.
El misterio de la existencia...
Un saludo entrañable
me hagustado mucho el cuento luz:)y mas la frasecilla del final...^^ existimos.
un gran abrazo luz
Gracias, LEO.
Lo mejor es que compartimos, entre otras cosas porque somos partes de la existencia y coincidimos en muchos puntos del camino, o somos, quizá, el propio camino...
Un abrazo
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