En el mundo físico, el norte es siempre el norte y saberlo, indica dónde se encuentran las otras direcciones para poder orientarse. En el mundo interior la dirección no la marcan las coordenadas físicas y por lo tanto hemos de atender a otros criterios.
¿Qué puede delimitar o decidir entonces la dirección que se adopta? ¡La brújula interior! Y resulta que aquí priman otros valores y el norte se decide a través de los sentimientos, de la experiencia, de lo que personalmente nos nutre, pero no sólo a nivel personal porque vivimos en un mundo que participa de nuestros actos.
Lo que uno entiende como conveniente ha de medirse por coordenadas diferentes a las físicas o materiales, renunciar a lo puramente personal, a lo que podría parecer evidente ¡Tantas veces hay que debatirse entre lo que nos gustaría y lo que debe ser! Tantas veces abandonar caminos fáciles, sin considerar si el decidir otros rumbos es lo más acertado… ¿Y si luego descubrimos que nos equivocamos?
¡El riesgo de vivir!
¿Qué puede delimitar o decidir entonces la dirección que se adopta? ¡La brújula interior! Y resulta que aquí priman otros valores y el norte se decide a través de los sentimientos, de la experiencia, de lo que personalmente nos nutre, pero no sólo a nivel personal porque vivimos en un mundo que participa de nuestros actos.
Lo que uno entiende como conveniente ha de medirse por coordenadas diferentes a las físicas o materiales, renunciar a lo puramente personal, a lo que podría parecer evidente ¡Tantas veces hay que debatirse entre lo que nos gustaría y lo que debe ser! Tantas veces abandonar caminos fáciles, sin considerar si el decidir otros rumbos es lo más acertado… ¿Y si luego descubrimos que nos equivocamos?
¡El riesgo de vivir!
6 comentarios:
El único modo de equivocarse es guiándose por los nortes ajenos. Si te equivocas con tu propio norte, al menos extraerás un aprendizaje, mientras que del otro modo sólo estarás dando vueltas sin rumbo y sin entender por qué te suceden las cosas.
Un besazo, amiga
Totalmente de acuerdo, ami. Siempre se aprende y si la brújula es la propia, se llega a la conclusión de que la vida es bella, generosa, magnánima, que en realidad tenemos lo que necesitamos, y entiéndase que hay cosas que duelen, pero no hay alegría sin tristeza, al menos en este mundo.
Besitos preciosa
Entre lo conveniente y lo deseable/deseado, me inclino por la segunda opción. ¿Qué la senda elegida resulta ser un lodazal…? Pues a buscar una nueva ruta o aventurarse campo a través. A fin de cuentas, errar forma parte del aprendizaje, aunque terminemos con los pies lacerados.
Abrazos.
Pues sí, Una mirada, siempre se puede volver a empezar, pero principalmente si el error es consecuencia de la propia elección, si no nos hemos traicionado.
Al final resulta que de lo que más aprendemos es de esos errores que nos hicieron caer pero que nos prepararon para una sendero mucho más luminoso.
Un abrazo
A mí me parece muy bien todo lo que decís del aprendizaje y la brújula interior...Pero a veces hay que llamar alas cosas por su nombre :la vida es una mierda. Y esa mierda tan grande la hemos conseguido con nuestra aquiesciencia. Si la queremos pintar de rosa ,queda más bonita ,pero seguirá siendo lo que es. Hemos hecho de este bello mundo una gran excrecencia , algo fuera de los planes del universo , y ahora nos jorobamos con lo que hemos creado. Lo dificil es volver a formar parte de la naturaleza, a formar parte del bien supremo y de la belleza humana.
Dejaos ya de filosofías y pajas mentales y ver la realidad....
ANÓNIMO:
No digo que no tengas razón en que el mundo es lo que de él hemos hecho, sin embargo, cada cual se impulsa por lo que piensa que es mejor, por lo que siente que emana de eso que llevamos dentro, que trasciende a lo que calificas de mierda y se convierte en la brújula a la que aludo.
De lo contrario, queda una sola solución.
Prefiero seguir adelante y no pintando nada de rosa sino creando mi propio mundo, con mis valores internos que puede que coincidan o no con los de otros, pero al menos siendo fiel a mi mísma.
Si muchos hacen lo mismo, se sumarán unas actitudes a otras y podremos contribuir a que el mundo sea un poco mejor.
Por cierto: ¡Antes no podía hablar!
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