
No sé por qué has salido del baul del olvido, pero lo has hecho precisamente en este momento en el que voy de un lado a otro sin querer echar mano más que de mis propios recursos, que los otros ya tuve oportunidad de conocerlos cuando la fría espada me atravesó en aquella noche oscura que nunca acababa…
He mirado detenidamente tu cara en esta ventana del tiempo y tu mirada me ha parecido un poco perdida, un poco triste, ya entonces, cuando pensabas que tu vida comenzaba con aquella nueva y desconocida promesa… Y ahora me doy cuenta de que la promesa se cumplió punto por punto, que la primera parte de la historia la reescribisteis tal y como era necesario; en tres partes… Después se bifurcaron los caminos y cada cual eligió y preferiste seguir pintando amaneceres, aunque tuvieras que arrancate esa luz del espejo que brilla por dentro
¡Demasiadas preguntas sin respuesta que sé que esperabas encontrar cuando aún pensabas que el tiempo era una realidad, y la vida, la que aún no habías vivido, un libro que se escribía sin esfuerzo, un tesoro escondido… Y me pregunto, ahora, si te habré cuidado lo suficiente, si no te habré abandonado a tu suerte en la oscura memoria del mundo al que nos empujaron.
De nuevo te miro y me miro e instintivamente comienzo a huir, porque casi no siento que seamos la misma con solo la diferencia del tiempo, pero vuelvo y es entonces, cuando abandono todos los prejuicios, las falsas memorias, los espejismos absurdos, es entonces, sí, cuando resbalan las lágrimas de todos los tiempos; lágrimas diferentes, sin dolor, sin remordimientos, de esas que caen sin querer, de las que nunca sabrán otros ojos, de esas que no son ni dulces ni amargas, lágrimas prestadas por el océano de la vida, que nos acercan en este no tiempo desde lo más profundo del existir o del ser.
Me quedo suspendida entre el aquí y el entonces, y ahora sí, ahora si siento que por dentro no hemos cambiado ni tú ni yo, que si el tiempo no nos condenó al olvido, que si la vida no mató este pequeño rastro de esperanza, este fuego que sigue brillando en las pupilas, aún podemos pintar amaneceres...
Aún podemos…
He mirado detenidamente tu cara en esta ventana del tiempo y tu mirada me ha parecido un poco perdida, un poco triste, ya entonces, cuando pensabas que tu vida comenzaba con aquella nueva y desconocida promesa… Y ahora me doy cuenta de que la promesa se cumplió punto por punto, que la primera parte de la historia la reescribisteis tal y como era necesario; en tres partes… Después se bifurcaron los caminos y cada cual eligió y preferiste seguir pintando amaneceres, aunque tuvieras que arrancate esa luz del espejo que brilla por dentro
¡Demasiadas preguntas sin respuesta que sé que esperabas encontrar cuando aún pensabas que el tiempo era una realidad, y la vida, la que aún no habías vivido, un libro que se escribía sin esfuerzo, un tesoro escondido… Y me pregunto, ahora, si te habré cuidado lo suficiente, si no te habré abandonado a tu suerte en la oscura memoria del mundo al que nos empujaron.
De nuevo te miro y me miro e instintivamente comienzo a huir, porque casi no siento que seamos la misma con solo la diferencia del tiempo, pero vuelvo y es entonces, cuando abandono todos los prejuicios, las falsas memorias, los espejismos absurdos, es entonces, sí, cuando resbalan las lágrimas de todos los tiempos; lágrimas diferentes, sin dolor, sin remordimientos, de esas que caen sin querer, de las que nunca sabrán otros ojos, de esas que no son ni dulces ni amargas, lágrimas prestadas por el océano de la vida, que nos acercan en este no tiempo desde lo más profundo del existir o del ser.
Me quedo suspendida entre el aquí y el entonces, y ahora sí, ahora si siento que por dentro no hemos cambiado ni tú ni yo, que si el tiempo no nos condenó al olvido, que si la vida no mató este pequeño rastro de esperanza, este fuego que sigue brillando en las pupilas, aún podemos pintar amaneceres...
Aún podemos…