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domingo, 2 de octubre de 2011

Sueños (Creando un punto de restauración)



Iba caminando en la noche primaveral, enfrascada en mis pensamientos cuando noté un golpe seco en la espalda... Mi primer impulso al sentir la taquicardia, el dolor de riñones, el mareo, todo ello asociado al susto que acababa de recibir, fue salir corriendo sin mirar atrás, pero me paré en seco y di un giro de 180º esperando encontrar... ¡Nadie!

No es posible, me dije a mí misma. No ha dado tiempo a que se marchen…

Mientras pensaba esto, volví a recibir otro golpe que me hizo tambalearme, pero al volverme tampoco vi a nadie. Esta vez noté un pinchazo en el brazo y poco a poco, el paisaje se fue desdibujando hasta desaparecer. A continuación, tuve la sensación de encontrarme dentro de un coche.

En efecto, debieron trasladarme dormida, ya que cuando desperté estaba en una habitación desconocida para mí, atada a una butaca y con una luz potentísima que me cegaba de tal forma, que me impedía ver a las personas que, en voz baja, hablaban entre ellas.

Alguien me acercó un vaso de agua que bebí inmediatamente porque mi boca estaba completamente seca, como cuando despiertas de los efectos de un somnífero o de una anestesia.

¡No deberías haber llegado tan lejos! .Yo estaba completamente aturdida, no sabía de qué me estaban hablando y el silencio fue mi respuesta...

Te dedicas a ir hablando de lo que te parece sin medir las consecuencias de tu acción. ¿Quién es? Interpelé sin comprender nada... jajajajajaja! Una sonora carcajada que me heló la sangre fue la respuesta que recibí.

A continuación en un tono medio irónico, medio amenazante... : Te has cansado de hablar de nosotros, de ir por ahí pregonando que movíamos los hilos por encima del Sistema, que nos presentías...
¡Dios! Pensé… Y como si me leyesen el pensamiento. No, no somos precisamente él, o sí... Depende de cómo lo quieras ver...

Entonces, al darme cuenta de que la situación no podía ser peor, me crecí... Pensáis que todo es manipulable, pero no contáis con nuestra libertad interior. No!. Podéis intervenir mi pensamiento, me podéis drogar, dormir, atontar... pero no podéis con mi libertad esencial, con ese aprendizaje que corresponde a lo vivido por mi SER...

Me di cuenta de que sudaba copiosamente, pero a la vez empezaba a perder el miedo.. Os percibo, os presiento, aunque no pueda definiros, sé que pertenecéis al mundo de la sombra, intermediarios del mal que os alimentáis de nuestra energía.
JAJAJAJAA.. De nuevo la carcajada heladora… ¿Nos alimentamos? No, vosotros nos dais la vida, existimos gracias a vuestras vibraciones negativas… Esta vez fui yo la que hablé con ironía: Os damos la vida y os la podemos quitar…
El foco que me cegaba se apagó y lo que vi cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad me dejó absolutamente paralizada… Creo que no soy capaz de describir el horror de aquella imagen informe, la sensación de indefensión que me envolvió… En décimas de segundo brotaron lágrimas amargas de mis ojos, mi respiración se agitó, comencé a marearme…Me encomendé a esa luz que nos guía desde antes de venir al mundo y me quedé completamente en blanco…
¿Qué ocurre? Ya no estás tan segura de eso que llamas tu esencia? ¡Yo te diré lo que es la Esencia! En ese momento comencé a sentir un dolor interior, no físico, un sufrimiento imposible de describir, como si una garra fría oprimiera con fuerza mi corazón.
En medio del dolor, algo se iluminó en algún lugar de mi alma, y me vino a la memoria la frase de Jesús: “En tus manos encomiendo mi espíritu” Ya no me importaba morir, quizá es lo que estaba ocurriendo porque el dolor cesó y empecé a tener la sensación de que flotaba, sí, esa es la idea, flotaba por todo el transcurrir de mi vida, sintiendo todas las emociones, las sensaciones vividas  y las de todos los que habían formado parte de ella, directa o indirectamente a travñes de mis actos,  todo a la vez… Junto al dolor, comencé a tener una sensación de paz y de claridad increíbles, y fue entonces cuando “ellos” empezaron a emitir un sonido que identifiqué con jadeos, como si sintieran miedo… Esos jadeos se convirtieron en gritos y los gritos en aullidos…
En un instante hubo una especie de explosión y un olor espantoso, como a azufre y me quedé sola en la estancia. Miré a un lado y a otro; habían desaparecido, sólo quedaba un rastro como de algo quemado en el suelo. Empecé a forcejear hasta que conseguí desatarme. La habitación en la que estaba no tenía ninguna puerta, al menos visible. Mientras inspeccionaba las paredes y el suelo en busca de una salida, sentí que algo me absorbía, una sensación de vacío, y todo empezó a girar hasta que perdí el conocimiento.
Desperté en mi habitación, en mi cama con una antigua canción sonando en el radio-despertador llamada “Dreams”


Cuando el ordenador falla sin saber por qué, cuando no se puede descubrir cuál es la causa del mal funcionamiento, a veces puede solucionarse creando un “punto de restauración”, eligiendo el momento en el que todo funcionaba adecuadamente para empezar de nuevo.

A veces en la vida ocurre lo mismo, porque no es lógico evolucionar negativamente cuando se trabaja sin descanso… Elegido el punto idóneo, el horizonte puede despejarse.