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domingo, 25 de octubre de 2009

¿Realidad?


El mundo está lleno de mitos, unos reales y otros ficticios, pero tanto da si “alguien” cuyo rastro o recuerdo ha servido para mejorar la vida o el comportamiento humano, fuera real o simple producto de la imaginación de otro.

Tenemos la fea costumbre de echar por tierra cosas válidas con la excusa de que su procedencia no es auténtica, de que no son reales… Pero ¿qué es la realidad?

Al hilo de esto, recuerdo que hace muchos años, hice un curso de Control Mental, denominación que nunca me ha parecido exacta para lo que se compone de una técnica de meditación y visualización creativa, que algunos aprenden por sí mismos, a base del mantenimiento en la imaginación o en el corazón del deseo de que algo suceda en su vida o en la de otros, y reconociendo que, como todo, esto puede darse en el aspecto tanto positivo como negativo, (allá cada cual con sus deseos y las consecuencias de los mismos) no dista un ápice de esta técnica a la que aludía en un principio.

Pues bien, recuerdo, con mucho cariño por lo que supuso para mí en aquel momento, que, dentro de esta técnica, se creaba (desde el punto de meditación/visualización) un laboratorio imaginario en el que existían una serie de elementos fijos y otros que “aparecían”, según las características, creencias conscientes o no, educación, cultura, del sujeto, diferentes en cada caso.

En esa meditación pude “ver”, grabado en una de las puertas de ese laboratorio, un sol, y en la otra un árbol . Al dirigirme al interior en el estado meditativo que comentaba, aparecía un alquimista representado por un anciano con sus matraces que me miraba y me hacía un gesto de que me acercara.

Al terminar el curso, le comenté a la amiga que me había recomendado la realización del mismo que, si todo eso que yo había percibido era irreal, de qué servía ayudarse de algo así (con el tiempo descubrí que eran símbolos de mi estado interior de búsqueda) y su respuesta fue: ¿A ti te sirve? ¿Te ayuda? Entonces, qué importa si son reales o no…

Si lo son para ti, siempre teniendo claro que es otra parte de tu realidad, la no tangible, la del otro lado ¡eso es lo que cuenta!

No tienes que dar cuentas a nadie, no tienes que convencer a nadie…

¡Sigue tu camino con lo que te encuentres!

Hay quien sitúa, generalmente por desconocimiento, todas estas disciplinas, si así queremos llamarlas, dentro de algo poco menos que indigno, cosas raras de gente extraña, pero sin embargo van a la iglesia a rogar a dios que les ayude y ponen en ello toda su fe, cosa por otra parte que considero de lo más digno y humano, aunque yo no crea en ello, pero…

¿Qué diferencia existe entre una y otra técnica? ¿Cuál de las dos o de otras tantas es más real?

jueves, 22 de octubre de 2009

Mi ambición


¡No tienes ambición! Esta frase me la has lanzado casi como un insulto y has añadido

¿No te das cuenta que pierdes una oportunidad que puede no volver a presentarse?

Ganarías mucho económicamente …

Tendrías mayor prestigio laboral …

Serías la primera en …

Sólo he contestado que el dinero no me proporcionaría tiempo para mí y los míos

Que el estar en ese “lugar” me impediría tener libertad para hacer un alto cuando lo necesitara

Que mis pinceles se secarían, mis libros se llenarían de polvo y mis escritos personales dejarían prácticamente de existir, por no hablar de mis “caminatas reflexivas”, mis momentos de soledad elegida, las largas conversaciones con mis amigos.

No, no poseo ese tipo de ambiciones que me impedirían ser dueña de mi tiempo y por tanto de mi vida.

No me has insultado; tus palabras son, para mí, un halago…

domingo, 11 de octubre de 2009

Miedos


“Atravesando la barrera del miedo encontramos la libertad”

He escuchado esta frase en una película malísima, pero me ha llevado a la reflexión, así que doy por bueno el haberla aguantado entera.

El miedo es algo presente en la vida de todos los humanos; seguramente es el primer sentimiento al abandonar el seno materno, la constante a través de la cual se nos “educa” a lo largo de la vida.

El sentimiento de soledad no es más que miedo, y la inseguridad, y la pasividad o la huida ante la adversidad que, afrontándola, podría ser el camino que nos condujera hacia el equilibrio; lo es, aunque parezca mentira, la búsqueda del poder y también la búsqueda de la trascendencia. Por miedo se cometen las mayores atrocidades, se priva de libertad a quien se teme; es el miedo el que lleva a algunos a manipular a otros…

Desde mi punto de vista, la mejor forma de perderlo es enfrentándose a él y a las situaciones que lo provocan.

Mientras no se pierda el miedo, principalmente a la propia verdad, a ser conscientes de lo que habita nuestro interior tanto positivo como negativo, no llegará la oportunidad de ser quienes somos y unido a esto considerarnos seres libres y ejercer como personas maduras.

El miedo paraliza, atrofia, bloquea y nos hace protagonistas de una realidad que no es nuestra porque no es producto de nuestra libre elección sino de aquello o aquellos que generan ese miedo.

martes, 6 de octubre de 2009

Con mis mejores deseos...


Últimamente me llegan noticias por diversos medios sobre la (supuesta) existencia de “un poder, una especie de club, o sistema oculto” constituido por personajes de la vida real, con nombres y apellidos que todos conocemos, que serían quienes deciden lo que creemos que “decide” el poder establecido u oficial en cuanto a la realidad que nos llega a las personas de a pie sobre los sucesos que se desarrollan en nuestro mundo a todos los niveles. Para entendernos: Los que mueven los hilos por encima de los que dan la cara…

Este poder parece no estar constituido por extraterrestres ni seres de otro plano de existencia como afirman algunas leyendas, que sobre eso hay mucho mito y mucha basura, sólo pensar en todos los ovnis y demás vehículos cargados de bichos raros que según tantos afirman, están viniendo de fuera de nuestro sistema solar desde los años cincuenta, que ya podían haber tenido tiempo para aterrizar y echar algún discursito coherente, hasta esos supuestos seres de luz siempre dispuestos a salvarnos de nuestra histórica "maldad" que contactan, por canalización (¿?) con determinados fulanitos que difunden unas doctrinas aún más raras que las inventadas en nuestro mundo, y que al final no sirven para que los seres humanos seamos todo lo humanos que deberíamos, todo esto salvando la literatura de ciencia ficción de la cual disfruto muchísimo y hasta en alguna ocasión me he atrevido a abordar con mi pluma.

Y entre unas cosas y otras, todavía hay quien sigue creyendo lo del fin apocalíptico, bien sea de forma cruenta como sostienen algunas religiones o la más moderna versión del 2012, tan absurda como la otra, en el que sufriremos las consecuencias de nuestros malos actos, eso sí por categorías, que parece que los hay “muy elevados” y dignos de salvarse de una explosión atómica o de cualquier catástrofe natural o artificial, creada por nuestra mala cabeza, y son esos “elegidos” los que se transubstanciarán del tirón o se marcharán en vehículos invisibles a diferentes paraísos, en cuanto la cosa se ponga fea.

Al final, lo que ocurre es que hay tal cantidad de información referida a sociedades secretas, grupos de conspiración, nuevas y antiguas eras, y otras variaciones sobre el mismo tema en todos los ámbitos tanto políticos como económicos o espirituales, que se puede caer en el error de no distinguir lo real de lo que no lo es o más bien de no saber separar la paja del grano y lo que se consigue es llegar a un estado de confusión que puede llevar al auténtico desequilibrio.

Sin embargo, la realidad, es que aquí seguimos, hombres y mujeres de este planeta, los que no decidimos nada, más allá de lo que se refiere a nuestra vida con los recursos con los que contamos, y que ni siquiera sabemos dónde se encuentran esos hilos invisibles de los que mandan; los que no queremos más poder que el resultante de vivir honestamente, esos a los que nos gustaría que el mundo fuera mucho más justo, más fraterno y más altruista, y que hacemos lo posible, a través del pequeño o gran poder que nuestro corazón nos proporciona para que así sea, militantes de un grupo bien conocido, nada secreto, esotérico ni oculto

El de la buena voluntad

Ese grupo, club o sociedad, es el que deseo, o al menos me gustaría que decida lo que pasa y pasará en este mundo.

Lo demás lo dejo para esos “poderosos señores de lo oculto”, dioses y diosas de segundo orden

Y con mis mejores deseos, les regalo lo que me corresponda, suponiendo que algo me toque, ya que la codicia, las ansias de manipulación y la soberbia no caben en el alma que es lo único que pretendo llevarme cuando me vaya…

jueves, 1 de octubre de 2009

Metas


Perseguir una meta lleva consigo dirigir todo nuestro esfuerzo, nuestro pensamiento, todos nuestros recursos, hacia un solo objetivo; mientras tanto, la vida no se detiene, sigue sucediendo llena de acontecimientos, con infinitas posibilidades que dejan de existir si todo lo que hacemos es perseguir esa meta que nos hemos fijado.

La vida sigue adelante, pero la ignoramos… Lo peor que puede ocurrirnos en estos casos, es alcanzar esa meta, porque además de haber perdido muchas oportunidades de vivir, ya no nos quedará nada por lo que luchar; como mucho nos plantearemos otro objetivo volviendo a ignorar lo que a nuestro alrededor sucede, pero antes o después lo alcanzaremos… Puede que entonces seamos conscientes de todo lo que nos hemos dejado en el camino.

Se pueden tener ilusiones, plantearnos determinados retos y llevarlos a cabo, pero sin dejar la vida en ellos, sin olvidar que para llegar de un punto a otro, existe un paisaje intermedio y si no disfrutamos de él, desaparecerá antes de hacerse real, ya que si no lo apreciamos, si no somos conscientes, es como si nunca hubiera existido.

Todo esto me recuerda a un cuento oriental cuyo autor no recuerdo, en el que un hombre se pasa gran parte de su vida buscando a dios; recorre pueblos, ciudades, aldeas, preguntando a todo el mundo donde se encuentra la casa de dios. Un día, alguien le indica donde se encuentra e. ilusionado corre hacia la puerta de la casa y cuando se dispone a llamar, se da cuenta de que si lo hace, todo habrá terminado, ya no tendrá nada a lo que dedicar el resto de su vida. Da media vuelta y de forma rápida y silenciosa por si dios le escucha y abre esa puerta, desaparece de aquel lugar.

Cuando ha recorrido suficiente distancia para no ser descubierto por dios, se para en medio de un camino; está anocheciendo y la belleza del paisaje le deja embelesado, le emociona hasta el punto de dar gracias por lo que contempla. ¿Cómo no lo habré apreciado antes? Se pregunta, pues no es la primera vez que pasa por aquel lugar, y se da cuenta de que ocupado en buscar a dios por todas partes, no reparó en lo que ocurría a su alrededor mientras recorría los caminos.
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Se olvidó de vivir...