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sábado, 10 de julio de 2010

Me he dado cuenta...


Creo que voy a hacer un apartado con el título: “Me he dado cuenta”, que es algo que me ocurre mucho últimamente, debe ser porque, llegada al punto en el que me encuentro, he aprendido a disfrutar de esos buenos momentos que hace unos años me pasaban desapercibidos y haberlos “haylos” porque una servidora se dedica a buscarlos, más bien a reconocerlos, con el mayor de los afanes, pero no esos grandes momentos con acontecimientos extraordinarios que se esperan en la juventud pensando en el largo futuro que se tiene por delante, sino, cosas normalitas, cotidianas, dándome cuenta de que no necesito mucho más…

Cosas como dejar de complicarme la vida a lo tonto preocupándome por posibles sucesos que, en el caso de que lleguen, les prestaré mi atención en ese momento, dependiendo cómo sea el momento, pero que mientras ocurran o no, pues estoy en lo que estoy.

Y en realidad, de lo que me he dado cuenta es que la vida de cualquiera, véase yo misma, está compuesta de instantes cotidianos, simples y ordinarios y son de ésos de los que se nutre el alma, sin negarme en absoluto a vivir grandes sucesos (y)* pero, que pensándolo bien, de ésos hay más bien pocos comparados con el resto de lo que se vive…

Así que, señoras y señores, servidora, para soportar mejor los treinta grados que tenemos en Madrid en este preciso instante, se va a tomar una horchata heladita con dos bizcochitos con aroma de limón, que sin duda, con la que está cayendo, me va a proporcionar un gran momento, je, je...

* ;)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí, yo ayer me tomé unas cervecitas con mi contrario en una terracita frente al mar. Todo ello aderezado, además de una buena conversación, con unas mollejitas de cordero y unos magníficos riñones de idem....Buen momento y buen disfrute. Y así vamos dando pequeños retazos al cuadro de la vida, verdad ?.
Por la noche, nos sentamos en nuestra terraza a tomar el fresquito marino y escuché con deleite sus ronquidos....Y pero eran producto de el sosiego y del maravilloso día que pasamos juntos, y los dioses me sonrieron.
Un besito de Lilliam.

luz dijo...

Pues ahí está el secreto, Lillian, en adivinar o descubrir esas "sonrisas de los dioses" en hechos simples, aunque no lo sean tanto lo de una buena conversación con un contrario con el que se llevan casi treinta años, por no hablar de lo de los riñoncitos (¡Puajjj!) y las mollejas..., jajaja.

Bessss

Anca Balaj dijo...

¡Que aproveche!

El caso es que esos momentos son tan asequibles, que podemos cantarlos a viva voz sin despertar envidia.

El otro día, después de comer me faltaban apenas quince minutos para ir a trabajar, con la pereza que da ahora salir de casa a esas horas. Y me recosté en el sofá. Sam llegó y se recostó encima de mí. Su tacto era perfecto para ese momento. Yo estaba con la sensación de que me tendría que ir pronto, a medio disfrutar, pero luego pensé "Este es un momento perfecto, qué más da como será dentro de quince minutos, voy a disfrutarlo sin pensar en el siguiente momento del día." Curiosamente, al darme ese momento perfecto libre de pasados y futuros inmediatos, fue fácil levantarme después y me marché a trabajar de lo más relajada. De haber pensado todo el tiempo en que me tengo que ir, lo habría hecho con pena, como suele ser habitual. Pero no, viví el momento perfecto así que no tuve pena de dejarlo atrás, porque no se me había escapado.

Un besssazo

luz dijo...

Perfecto, te creo, ami... y hubiera sido una pena si, pensando en el futuro, aunque fuera inmediato, hubieras dejado de disfrutarlo.

Seguiremos en ello...

Muchos besos, amiga. También para el gran Sam

Anónimo dijo...

Pues aunque lleve 30 años con él, me parece el ser más bello de esta Tierra....Tú lo conoces, Luz.
Un besito de Lillian, y otro de Dash....

luz dijo...

Pues ése y no otro, es el motivo por el que seguís juntos disfrutando de vuestra vida, porque ambos pensáis lo mismo del otro.

Besos a los dos

Una mirada... dijo...

Pues sí, Luz; en lo cotidiano, en lo aparentemente nimio pervive una suerte de grandeza, demasiadas veces inapreciable. Es en las acciones -y hasta en las omisiones- del día a día donde nos movemos, sentimos y somos.

Buen comiendo de semana.

luz dijo...

Por fortuna, Una mirada, en lo simple es donde nos movemos. Sería dificultoso e incómodo tener que movernos cada día entre grandes y complicadas acciones. Personalmente adoro la simplicidad tanto en el comportamiento humano como en el de la naturaleza.

Lo mismo te deseo