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lunes, 5 de julio de 2010

Otros mundos...


A medida que voy viviendo, es decir, a medida que voy experimentando sucesos de todo tipo, me doy cuenta de que las creencias, por su carácter subjetivo, son algo que sólo tienen valor para cada cual; soy también consciente de que no por ser propias han de tener un valor absoluto ni siquiera para mí misma, ya que las de cualquier otro, incluso contrapuestas a las mías, estarán revestidas del mismo valor para el sujeto en cuestión y las de ambos, unidas a la evolución y por tanto al cambio.
En consecuencia, cada cual vive y se desarrolla en su propio mundo tanto interior como externo, ya que también este último está sujeto a una particular visión.

Todo esto me afianza, aún más en que si existen unos valores que deberían ser universales, éstos son el respeto y la flexibilidad, valores que debieran inculcarse desde la más tierna infancia.

Porque no hay amor sin respeto ni puede existir respeto sin flexibilidad.

Creo que, actualmente, los mayores conflictos surgen de las diferencias de tipo político y religioso y me vienen ahora a la memoria las sabias palabras de un hombre de paz: El Dalai Lama, quien, como respuesta a una pregunta de un reputado teólogo sobre cual era la mejor de las religiones, respondió:

“Es aquella que te hace mejor, más compasivo, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético. La religión que consiga esto de ti, es la mejor”

Creo que la política debería, también, orientarse en esa dirección y sin duda, el mundo sería otro.

5 comentarios:

Anca Balaj dijo...

Pero Luz, una política así no se ha inventado todavía. Ni sé si es posible. Una política así necesita de votantes así, de una conciencia de interés común por encima del interés abusivamente individual.
Ay...

Besazos, guapísima.

Anónimo dijo...

soy la otra anónima.
Pero me lo ha puesto " a huevo " a Minúscula , porque creo que en el principio ,la Palabra era Dios...,pero ya no.En política , la palabra es un arma arrojadiza contra el prójimo,una forma de triunfo del bien individual en contra del Bien Común...
Sin embargo, estoy de acuerdo contigo en que las creencias filosóficas o espirituales, no tienen por qué alejar al hombre de sus semejantes, ya que pueden más bien acercar. Pero ahí no se busca el bien individual en contra del otro, ni se busca el Pueblo prometido, ni se hace la Guerra santa...Hay quizás alguna guerra que pueda llamarse santa?
Pero en el sentido que yo conozco muy bien y te refieres en el escrito, totalmente de acuerdo, porque lo he experimentado contigo en esta bendita vida que Dios me ha concedido a tu lado desde el mismo útero de nuestra madre...Tuya siempre

P.D. "Anónima 2" Te digo lo mismo que a ami. He tenido que copiar y pegar el email del comentario. No sé qué ocurre con blogger...

luz dijo...

Ami:

Tampoco yo sé si es posible dado el rumbo que ha tomado el mundo, pero creo que la política debíera ser el instrumento para establecer el orden, la equidad,la justicia y la solidaridad sociales, cosa bastante apartada de lo que resulta ser.

Por otro lado, parece que el ser humano tiende a la espiritualidad de manera natural, como un impulso para llegar de la parte al todo, como un instrumento, también, de evolución y autoconocimiento...

Me pregunto qué estamos haciendo a nivel global, y no es esto un reflejo de lo que ocurre individualmente? La tan traída y llevada crisis no es otro reflejo de la realidad del ser humano, de esta colectividad a la que todos pertenecemos?

Quiero seguir creyendo que tú más el otro, más el otro...más... Entre todos podremos

Muchos besitos, amiga
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Anónimo:

En efecto, no hay guerras santas, pero tampoco Instituciones del carácter que sean, que puedan lograr lo que un ser humano de corazón limpio no consiga; lo que vivimos es el efecto de una causa y el que esté libre de pecado, ya sabes...

Pero, insisto, además de seres espirituales viviendo una experiencia humana, somos seres sociales y la responsabilidad de lo que en este mundo ocurra es de todos

Más besitos

Una mirada... dijo...

...pero la política -y las religiones- parten de la inmposición. Normas, ideas, actitudes que una persona o grupo decretan en aras -dicen- del bien común o como homenaje a la divinidad de cupo. Evidentemente, el bien común no es tal -en un planeta donde el hambre, la guerra y la esclavitud son constantes desde tiempos remotos, la Política del Bien Común no es sino charlatanería-, y, en lo que respecta a la divinidad, mejor mantenerla encerrada en su hornacina.
Queda, ciertamente, la rebeldía, que es una actitud que jamás hallaremos entre las normas que se busca imponer.
Afectos.

luz dijo...

Estoy de acuerdo, Una mirada, Sin embargo, a veces soñamos que las utopías puedan llegar a realizarse, pero ´parece que no es posible.

Sí, queda la rebeldía, el negarse a pasar por el aro y como decía el poeta "nos queda la palabra"

Besos