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domingo, 9 de septiembre de 2012

Tímidamente...



Tímidamente, con mano temblorosa,  dibujó una sonrisa en la cara de todos los que se encontraban en la fotografía de la portada de aquel diario; se negaba a adherirse a esa locura  que todo lo envolvía con calificativos, imágenes y afirmaciones que circulaban  por todas partes y que estaba segura que  inducían  los estados de ánimo de todos los ciudadanos. ¿Por qué? Se preguntó una vez más…
Que los “Invisibles” querían alegría y despreocupación… ¡¡¡Deportes a toda pastilla!!! Que ahora convenía seriedad, pasmo absoluto y  pasividad provocada por la impotencia correspondiente… ¡Primas de Riesgo, Bolsas, Bancos, Rescates  y media vuelta al revés para volver a ningún lugar!  
Casi nadie sabía de qué iba la cosa porque ya se encargaban  “Los Invisibles” de que no lo supieran.   Tenía miedo de que cualquier día se dedicaran a pintar  lágrimas y preocupación en los pocos que se habían librado hasta ese momento, estado que convertía a los ciudadanos en seres vulnerables y por tanto manipulables y no había más que empezar para que el estado, aunque inducido artificialmente, se extendiera convirtiéndose en realidad. 
Y no es ninguna tontería, pensó… A ella se lo habían hecho y llevaba un año que no levantaba cabeza, pero desde hace unos días en que descubrió que les  había pasado a muchos ciudadanos por la misma época como si de una plaga localizada se tratara, algo en su interior se había activado, pero “ Los Invisibles” tenían mucho poder, mucho...
De hecho, los signos externos iban sucediéndose hasta lograr, como si todo siguiera su rumbo sin más,  que  los “lápices de colores” durmieran en los rincones… Todos iban recibiendo sin saber cómo y  cuál era su procedencia, “ lápices de grafito” con un escudo en un extremo que disimulaba en su interior un chip muy extraño, porque cuanto más se hacía uso del mismo,  más crecía el lapicero, siempre hasta un punto determinado, claro…  Y el escudo se iba borrando mientras  el chip se volvía transparente desapareciendo y, simultáneamente,  el dedo corazón, en su primera  falange adquiriendo un extraño color violeta, pero lo peor no era esto, sino que, paulatinamente, la gente iba cambiando, y parecía que los ciudadanos estuvieran emocionalmente anestesiados.
Era tal la desidia imperante, que parecía que nadie se diera  cuenta de lo que sucedía,  pensó mientras se quitaba el dedil de silicona del dedo medio de su mano derecha…
¿Hasta cuándo soportará el mundo esta manipulación? Se dijo mientras soltaba con rabia el lápiz de grafito que nunca se gastaba…
 La respuesta no llegó con esta reflexión, como no había llegado con otras muchas que precedían a ésta, quizá nunca llegara, quizá nada cambiaría en mucho tiempo…
Entonces… ¿Todo era mentira?
¿En qué momento el ansia de poder del ser humano había eliminado a la conciencia?
¿En qué momento, el libre albedrío,  se convirtió  en  un arma que los Invisibles manejaban a su antojo?
¿En qué momento decidieron que en el mundo habría seres humanos de primera, de segunda o esos otros a los que se relegaba al olvido como si no existieran?
Llegada a ese punto de no retorno en el que la mente se desquicia y elimina a la razón por no encontrar respuestas,  apagó las luces y se metió en la cama, deseando que, al despertar, la luz del amanecer con todo su color,  preñara su vida, su destino, su alma de esperanza.
¿En qué momento? - ¿En qué momento? - ¿En qué momento?

 

 

3 comentarios:

Una mirada... dijo...

Pésimos tiempos hasta para los sueños, que internan a las personas durmientes en un laberinto de cristales cóncavos que presentan, con formas distorsionadas, todo aquello que existe al otro lado de los ojos apretados.
Pero cerca del engaño, la resignación y la apatía están, también, la rabia y la lucha, actitudes/sensaciones que despojan a la sinrazón de sus falsos atributos.

Nunca nada está perdido definitivamente mientras haya gargantas, manos y determinación.

Buenas noches, Luz.

P.S.- ¿Es tuya la ilustración?

luz dijo...

Por fortuna, nos queda la palabra, Una Mirada, como diría el poeta, y también los sentimientos y actitudes a los que aludes.

Un beso

P.D. No es mía la ilustración.¡Ya me gustaría!

Una mirada... dijo...

...las palabras son las poderosas pisadas que deja el pensamiento en los ojos, los oídos y el corazón de quienes las miran, escuchan y sienten. Algunas mantienen su eco ininterrumpidamente.