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viernes, 9 de enero de 2009

El Club




Invitaban a todo el mundo a entrar en aquel Club prometiendo maravillas; era una auténtica innovación en el mundo de la comunicación, y cualquier persona medianamente sociable, moderna, interesada por la vida, por la cultura, por los acontecimientos más recientes, por cuestiones humanitarias, se encontraba en aquel lugar.

Ella aceptó la invitación, algo remisa, pensando que si bien estaba interesada por todo lo que ofrecían, también pensaba que no era el Club el único lugar donde podían encontrarse este tipo de actividades como ellos resaltaban en la publicidad. Sin embargo, enseguida, pudo comprobar lo divertido que era aquel lugar y al cabo de un tiempo olvidó aquellos inconvenientes que, en un principio, había supuesto que existían.

Al principio iba de vez en cuando, pasaba allí un rato y después se marchaba, pero a medida que iba conociendo más gente, estableciendo más contactos, participando en las numerosas actividades que proponían unos y otros, sentía la necesidad de estar más tiempo en aquel lugar… Cuando quiso darse cuenta, descubrió que cada vez pasaba más horas en el Club, abandonando de esta forma, otras actividades, de naturaleza creativa, que hasta entonces habían ocupado un lugar importante en su vida, y que se sentía presa de un extraño desasosiego si un día no acudía a esa "cita virtual"…

Cuando lo comentó con otros miembros, le restaron importancia intentando convencerla de que lo que ocurría es que se aburría si no contactaba con todos aquellos que ya habían pasado a formar parte de su vida cotidiano, que había que estar abierta a nuevas experiencias, cambiar la forma de pasar las horas libres para enriquecerse con aquellos contactos, así que siguió acudiendo al lugar, hasta que llegado un momento, un antiguo amigo al que hacía más de treinta años que no veía, la localizó fácilmente a través de los registros, y fue entonces cuando supo que sólo con estar inscrito en los mismos, se podía acceder sin ninguna otra premisa a la identidad y el perfil de cualquier persona, y aunque en ocasiones los nombres eran ficticios, siempre había alguna foto, algúna descripción o detalle susceptible de ser reconocido.

Fue entonces cuando comenzó a sentirse observada de una forma que no sabría definir, más allá de estos contactos inesperados, algo así como si unos ojos por encima de todos los demás siguieran cada uno de sus movimientos, incluso fuera del Club, aunque era más una sensación que otra cosa; ojos con muchas facetas que miraban en todas direcciones…Se sentía como atrapada dentro de una red imaginaria, difícil de definir, difícil de disolver.

Después de pensarlo, decidió marcharse sin dar explicaciones, y evitando influir en aquellos para los que el Club era algo importante...En principio era, supuestamente tan libre la salida como la inscripción, pero al borrar sus datos, sintió que algo de ella permanecía en ese lugar. Miró atrás cuando abandonó el recinto después de "retirar todas sus pertenencias" y se prometió no volver a caer de nuevo en cosas de este tipo.

Con el tiempo, ya fuera del Club, ha podido comprobar que no es la única que ha vivido esta experiencia, nada demostrable, pero lo que sí ha podido constatar, es que todos los que “abandonan” tienen un sueño común, recurrente, experiencias parecidas, y sobre todos estos detalles, persiste, en todos los casos, la sensación de…

Pero esto forma parte de otra historia…

2 comentarios:

Anca Balaj dijo...

Uf, qué paranoia! Me ha dado mucha angustia...

Ya en la realidad y fuera del cuento, yo creo que cada quien debe poner sus límites en esos "clubs". Una de las cosas que no me gusta de las redes sociales tipo Facebook (aunque estoy en "el club" con muy pocos amigos y muy poca actividad) es que si yo dejo un comentario en una foto de X, se va a avisar a todas las demás letras del alfabeto de que lo he hecho, y claro, la gente que yo conozco no es toda del mismo terreno: tengo amigos, familiares, compañeros y excompañeros, algunos conocido por medio del trabajo, amigos completamente virtuales... ¿Qué le importa a un excompañero de trabajo lo que yo le digo a mi prima? Sí que es un poco Gran Hermano, sí (y me refiero al libro, no al programa de televisión)

Que pases buen fin de semana. Un besazo

leoriginaldisaster dijo...

No se de que club hablas luz... pero si te entiendo en lo que dices de sentirse observado... hay mucha gente que se piensa que por conocerte tiene derecho a meterse en tu vida... o se ve con el derecho de exigir tu confianza...
nose.
al menos podemos seguir compartiendo nuestros textos...
tampoko hacemos daño a nadie, y por lo general la gente entrometida no tienenarices a decirte las cosas a la cara...

:)
un besazo!