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sábado, 21 de marzo de 2009

Lo extraordinario...



A veces desearíamos que algo extraordinario ocurriera en nuestras vidas, algo que diera fe de que nuestros pasos son los correctos, de que el camino que seguimos es el adecuado, algo que acabara con la supuesta monotonía de lo que vivimos, sin considerar que todo es perfecto tal como es, que la vida transcurre con un precisión milimétrica, y un hecho de esos que se podrían encuadrar como fuera de lo común, fuera de los parámetros exactos, alteraría todo nuestro mundo y por lo tanto el mundo en general, para bien o para mal…

Cuántas veces nos quejamos de lo cotidiano, sin darnos cuenta de que, a pesar de que nuestros pasos en la vida diaria parecen ser los mismos, si nos paramos a reflexionar, cada día hay algún detalle diferente, que hace que sea especial e irrepetible.

El trabajo, que tantos consideran una condena, repetitiva, aburrida… Es algo necesario, no sólo porque nos proporciona un medio de vida sino porque cumplimos en él una función que es de exclusiva responsabilidad nuestra; de lo contrario no estaríamos ahí sino en otro lugar.

Recuerdo un momento de mi vida, en esta línea, hace exactamente siete años en el que, sin que nada fuera especialmente adverso, hice una afirmación negativa sobre la misma, a tal punto que, dentro de esa afirmación se hubiera podido extraer un deseo, aunque fuera indeterminado…

Lo que viví a continuación, por la intensidad de la experiencia (no creo en las casualidades), y aunque haya sido uno de los sucesos de mi vida de los que más he aprendido, no lo olvidaré jamás…

Así que, una vez más quiero agradecer a mi vida que sea tal como es.


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En consecuencia, hoy es un día especial e irrepetible que me hace seguir amando la vida con la certeza de que tal como es, es perfecta

4 comentarios:

Anca Balaj dijo...

Si te pones a pensar bien, lo realmente difícil es encontrar algo que no sea extraordinario. Cuanto más estudias y aprendes, cuanto más lees las explicaciones de la ciencia sobre nosotros, sobre una hierba o hasta sobre las piedras, más extraordinario resulta todo. Pero nuestras pequeñitas mentes no soportan mantenerse en continuo estado de sorpresa, así que prefieren no pensar en lo inmenso del extraordinario, atándose a minucias que minimizan aún más y así sentirnos seguros en un mundo conocido y comprensible hasta el último detalle, controlado por nosotros.
Por no hablar de la "quejitis crónica" que también hace lo suyo con la devaluación de las cosas extraordinarias.

Por mi parte, cuando me veo en peligro de "desmaravillamiento", empiezo a pensar en mis pequeñísimas células, cómo saben hacer cada una lo que debe, para que yo ahora pueda teclear sin buscar las letras, a la vez que veo todo lo que tengo a mi alrededor, a la vez que pienso, huelo la achicoria recién hecha, escucho las tracas de la calle, digiero los cereales, lato el corazón, cojo y expulso aire, repongo células muertas, reparo tejidos dañados y un millón de actividades más que ni sé que estoy haciendo ahora mismo. Llegada a este punto ya estoy maravillada de nuevo.

Un maravilloso fin de semana, tan lleno de lo extraordinario como puedas difrutar, amiga-sss.

Besitos

luz dijo...

Hola, ami.

Acabo de maravillarme leyendo tu buenísima descripción de parte de lo extraordinario de la vida. Yo a veces miro al firmamento y pienso que sólo el hecho de que todo se mantenga ahí, en su lugar moviéndose, latiendo, vibrando, con la precisión que lo hace, ya es un milagro...

Por lo tanto tienes razón, todo es extraordinario y así deberíamos apreciarlo a cada instante.

Que tengas un finde sin parar de maravillarte.

Muchosss besos, amiga

Anónimo dijo...

Lo cierto es que cada día es irrepetible; hasta las rutinas muestran novedades, aunque sean imperceptibles. Todo depende del enfoque que cada cual dé a lo cotidiano.

Digamos, no obstante, que en asuntos como éste del devenir/no devenir, siempre hay interpretaciones distintas, à la mode de Heráclito y Parménides, que defendían lo opuesto:
el cambio permanente (Heáclito) y la inmutabilidad (Parménides).

Saludos.

luz dijo...

Todo es subjetivo, y por eso tan versátil y tan interesante, "Una mirada", y depende incluso de lo que queramos ver, de la intención que pongamos, de la predisposición...

Hasta en esas teorías de los dos filósofos que citas, siendo opuestas, hay contradicciones, precisamente por la subjetividad.

Un saludo.