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viernes, 21 de agosto de 2009

Mensajes sin botella


Una de las mayores cobardías en las que los seres humanos podemos caer es el autoengaño, el intentar responsabilizar a otro/s de nuestros errores y del resultado de los mismos, el buscar culpables para descargar nuestra conciencia en lugar de cambiar de actitud cuando se piensa que la vida nos trata injustamente.

Y… Si somos capaces de engañarnos a nosotros mismos, ¿Qué nos detendrá a la hora de engañar a otros?

Si estamos tan ciegos para no ver que somos autores de nuestra felicidad o nuestra desgracia, ¿Qué luz, qué ayuda o qué amor, podremos aportar a los que nos rodean?

La vida está llena mensajes que al fin constituyen un camino hacia el aprendizaje y éstos, habitualmente, no llegan a través de un texto en una botella, un consejo o una musiquita celestial procedente del olimpo, sino de una serie de acontecimientos de los que debemos extraer la enseñanza, aquello que necesitamos para ser conscientes y seguir avanzando…

Si no lo hacemos, el siguiente "aviso" será más impactante, y la intensidad de los hechos irá en aumento hasta que seamos capaces de descifrar el mensaje que acompañan, porque siempre, sin excepción, será el que necesitamos

6 comentarios:

leoriginaldisaster dijo...

Que verdad tan grande luz. Y que bien explicada:)

si uimos de nuestra propia verdad, seremos nuestros propios verdugos... y si sucede esto no se puede pedir que los demas esten agusto.
Estoy deacuerdo.. cuanto mas se tapen y se evada uno de las cosas, de su realidad, mas fuerte y con mas ganas arremetera esta contra uno luego.

un placer luz:)
que tengas un dia lindo y lleno:)

Anca Balaj dijo...

Y si vienen en botella estos mensajes, será en botella rota en nuestra cabeza (eso ya hacia el final de los avisos).

Lo que me resulta curioso es que, aunque este hecho está demostrado en cientos de vidas, aunque hay ya cuentos al respecto, sigue sin ser tomado en serio. Si, por ejemplo, hay en la balanza un imperativo lógico, palpable y materialista, y este otro, de los mensajes no escritos, siempre será más razonable para los demás que una abogue por el primero. Lo no material es como si no existiera, cuando la realidad es otra. No lo entiendo. No entiendo la ceguera que todos adoptan complacidos. Es como conducir con los ojos vendados. ¿No les da un miedo atroz conducir así?

Besos, Luz

luz dijo...

Fíjate, Leo, creo que el hecho de re-conocernos en nuestros actos, tanto si son acertados como erróneos, el saber que siempre, después de un error podemos volver a empezar, es un estímulo para seguir adelante y de esa forma, descargar a los demás de culpabilidades que no les corresponden. Esta actitud nos hace más libres, más humanos porque elimina los rencores y nos prepara para seguir viviendo.

El placer es mutuo, amigo.

Besitos

luz dijo...

jajaja, Síiii, ami. Es preferible que la botella se quede en el contenedor para vidrio...

Tampoco yo lo entiendo, pero está claro que tenemos que darnos el batacazo para aprender. Y lo que no hay que olvidar es que hoy la secta más absorbente es la de "tanto tienes tanto vales" y el verbo tener, no conjuga con el ser, al menos en este tema.

Buen finde y besitos

Una mirada... dijo...

Ya lo escribía Sartre: "El infierno son los otros", aunque en su caso no había ironía sino íntima convicción...

No obstante, pienso que la conciencia propia suele ser escasamente piadosa; otra cosa es que cada portador/portadora de tan implacable jueza interprete a conveniencia el aguijón de sus juicios.

Afectos de buena mañana.

luz dijo...

Estoy de acuerdo, Una mirada. El problema llega cuando esa jueza sólo es implacable para el otro y se duerme para uno mismo. Creo que es ahí cuando llega el autoengaño con todo lo que significa.

Feliz semana!