
El mundo está lleno de mitos, unos reales y otros ficticios, pero tanto da si “alguien” cuyo rastro o recuerdo ha servido para mejorar la vida o el comportamiento humano, fuera real o simple producto de la imaginación de otro.
Tenemos la fea costumbre de echar por tierra cosas válidas con la excusa de que su procedencia no es auténtica, de que no son reales… Pero ¿qué es la realidad?
Al hilo de esto, recuerdo que hace muchos años, hice un curso de Control Mental, denominación que nunca me ha parecido exacta para lo que se compone de una técnica de meditación y visualización creativa, que algunos aprenden por sí mismos, a base del mantenimiento en la imaginación o en el corazón del deseo de que algo suceda en su vida o en la de otros, y reconociendo que, como todo, esto puede darse en el aspecto tanto positivo como negativo, (allá cada cual con sus deseos y las consecuencias de los mismos) no dista un ápice de esta técnica a la que aludía en un principio.
Pues bien, recuerdo, con mucho cariño por lo que supuso para mí en aquel momento, que, dentro de esta técnica, se creaba (desde el punto de meditación/visualización) un laboratorio imaginario en el que existían una serie de elementos fijos y otros que “aparecían”, según las características, creencias conscientes o no, educación, cultura, del sujeto, diferentes en cada caso.
En esa meditación pude “ver”, grabado en una de las puertas de ese laboratorio, un sol, y en la otra un árbol . Al dirigirme al interior en el estado meditativo que comentaba, aparecía un alquimista representado por un anciano con sus matraces que me miraba y me hacía un gesto de que me acercara.
Al terminar el curso, le comenté a la amiga que me había recomendado la realización del mismo que, si todo eso que yo había percibido era irreal, de qué servía ayudarse de algo así (con el tiempo descubrí que eran símbolos de mi estado interior de búsqueda) y su respuesta fue: ¿A ti te sirve? ¿Te ayuda? Entonces, qué importa si son reales o no…
Si lo son para ti, siempre teniendo claro que es otra parte de tu realidad, la no tangible, la del otro lado ¡eso es lo que cuenta!
No tienes que dar cuentas a nadie, no tienes que convencer a nadie…
¡Sigue tu camino con lo que te encuentres!
Hay quien sitúa, generalmente por desconocimiento, todas estas disciplinas, si así queremos llamarlas, dentro de algo poco menos que indigno, cosas raras de gente extraña, pero sin embargo van a la iglesia a rogar a dios que les ayude y ponen en ello toda su fe, cosa por otra parte que considero de lo más digno y humano, aunque yo no crea en ello, pero…
¿Qué diferencia existe entre una y otra técnica? ¿Cuál de las dos o de otras tantas es más real?
Tenemos la fea costumbre de echar por tierra cosas válidas con la excusa de que su procedencia no es auténtica, de que no son reales… Pero ¿qué es la realidad?
Al hilo de esto, recuerdo que hace muchos años, hice un curso de Control Mental, denominación que nunca me ha parecido exacta para lo que se compone de una técnica de meditación y visualización creativa, que algunos aprenden por sí mismos, a base del mantenimiento en la imaginación o en el corazón del deseo de que algo suceda en su vida o en la de otros, y reconociendo que, como todo, esto puede darse en el aspecto tanto positivo como negativo, (allá cada cual con sus deseos y las consecuencias de los mismos) no dista un ápice de esta técnica a la que aludía en un principio.
Pues bien, recuerdo, con mucho cariño por lo que supuso para mí en aquel momento, que, dentro de esta técnica, se creaba (desde el punto de meditación/visualización) un laboratorio imaginario en el que existían una serie de elementos fijos y otros que “aparecían”, según las características, creencias conscientes o no, educación, cultura, del sujeto, diferentes en cada caso.
En esa meditación pude “ver”, grabado en una de las puertas de ese laboratorio, un sol, y en la otra un árbol . Al dirigirme al interior en el estado meditativo que comentaba, aparecía un alquimista representado por un anciano con sus matraces que me miraba y me hacía un gesto de que me acercara.
Al terminar el curso, le comenté a la amiga que me había recomendado la realización del mismo que, si todo eso que yo había percibido era irreal, de qué servía ayudarse de algo así (con el tiempo descubrí que eran símbolos de mi estado interior de búsqueda) y su respuesta fue: ¿A ti te sirve? ¿Te ayuda? Entonces, qué importa si son reales o no…
Si lo son para ti, siempre teniendo claro que es otra parte de tu realidad, la no tangible, la del otro lado ¡eso es lo que cuenta!
No tienes que dar cuentas a nadie, no tienes que convencer a nadie…
¡Sigue tu camino con lo que te encuentres!
Hay quien sitúa, generalmente por desconocimiento, todas estas disciplinas, si así queremos llamarlas, dentro de algo poco menos que indigno, cosas raras de gente extraña, pero sin embargo van a la iglesia a rogar a dios que les ayude y ponen en ello toda su fe, cosa por otra parte que considero de lo más digno y humano, aunque yo no crea en ello, pero…
¿Qué diferencia existe entre una y otra técnica? ¿Cuál de las dos o de otras tantas es más real?