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jueves, 1 de octubre de 2009

Metas


Perseguir una meta lleva consigo dirigir todo nuestro esfuerzo, nuestro pensamiento, todos nuestros recursos, hacia un solo objetivo; mientras tanto, la vida no se detiene, sigue sucediendo llena de acontecimientos, con infinitas posibilidades que dejan de existir si todo lo que hacemos es perseguir esa meta que nos hemos fijado.

La vida sigue adelante, pero la ignoramos… Lo peor que puede ocurrirnos en estos casos, es alcanzar esa meta, porque además de haber perdido muchas oportunidades de vivir, ya no nos quedará nada por lo que luchar; como mucho nos plantearemos otro objetivo volviendo a ignorar lo que a nuestro alrededor sucede, pero antes o después lo alcanzaremos… Puede que entonces seamos conscientes de todo lo que nos hemos dejado en el camino.

Se pueden tener ilusiones, plantearnos determinados retos y llevarlos a cabo, pero sin dejar la vida en ellos, sin olvidar que para llegar de un punto a otro, existe un paisaje intermedio y si no disfrutamos de él, desaparecerá antes de hacerse real, ya que si no lo apreciamos, si no somos conscientes, es como si nunca hubiera existido.

Todo esto me recuerda a un cuento oriental cuyo autor no recuerdo, en el que un hombre se pasa gran parte de su vida buscando a dios; recorre pueblos, ciudades, aldeas, preguntando a todo el mundo donde se encuentra la casa de dios. Un día, alguien le indica donde se encuentra e. ilusionado corre hacia la puerta de la casa y cuando se dispone a llamar, se da cuenta de que si lo hace, todo habrá terminado, ya no tendrá nada a lo que dedicar el resto de su vida. Da media vuelta y de forma rápida y silenciosa por si dios le escucha y abre esa puerta, desaparece de aquel lugar.

Cuando ha recorrido suficiente distancia para no ser descubierto por dios, se para en medio de un camino; está anocheciendo y la belleza del paisaje le deja embelesado, le emociona hasta el punto de dar gracias por lo que contempla. ¿Cómo no lo habré apreciado antes? Se pregunta, pues no es la primera vez que pasa por aquel lugar, y se da cuenta de que ocupado en buscar a dios por todas partes, no reparó en lo que ocurría a su alrededor mientras recorría los caminos.
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Se olvidó de vivir...

10 comentarios:

Anca Balaj dijo...

Creo que las metas deben ser utilizadas con sabiduría, porque tenerlas sirve de motor que te mantiene en movimiento y son la brújula para no perder tu rumbo particular e intransferible. Son buenas en su esencia. Pero claro, el error consiste en no ver nada más que la meta, ya que las mejores lecciones se aprenden por el camino.

Esto me recuerda a otro cuento en que alguien visitaba a un sabio para conocer el secreto de la felicidad. El sabio le dijo que se lo diría sin duda al día siguiente, pero que primero el visitante tenía que disfrutar de la belleza de los tapices que adornaban su casa, de los jarrones y las alfombras... Eso sí, durante el paseo por el palacio, el visitante debía llevar consigo un cucharadita llena de aceite. Y debía cuidar de no derramar ni una gota. Así lo hizo el visitante, y recorrió todo el palacio con los ojos puestos en la cucharadita. Cuando fue a ver al sabio de nuevo, fue preguntado por los tapices, si le habían gustado; el visitante confesó que no había visto ni uno, porque había estado muy centrado en la cucharadita de aceite. Entonces el sabio le invitó a visitar de nuevo el palacio, con la cucharadita en la mano, pero insistiendo en que admirara aquellos bellos objetos. Al volver, el visitante estaba embelesado, pero no le quedaba ni gota de aceite en la cucharilla. Y fue entonces cuando el sabio le dijo: pues este es el secreto de la felicidad, saber admirar la belleza de lo que hay por el camino pero sin olvidarte de tu cucharadita de aceite.

Creo que con las metas pasa igual.

Un besazo y buen fin de semana

(ya llevo tres granadas metidas entre pecho y espalda ¿y tú?)

Una mirada... dijo...

Poco más se puede añadir al escrito que ha dado lugar al debate y a la bien hilvanada primera intervención.
La ruta -con sus desvíos, encrucijadas y laberintos- siempre tiene más interés que la propia llegada, aunque curiosamente se actúe en abierta confrontación con esa idea.
Cada momento es Hoy y la única certeza es el Ayer y el presente.

Abrazotes.

luz dijo...

Estoy de acuerdo con lo que comentas, ami.

El tener un objetivo o varios, es un impulso para seguir adelante en muchas ocasiones; el problema es, que la mente esté tan ocupada en alcanzarlo que no vea lo que ocurre alrededor y pueda perderse la oportunidad de vivir que no es más que apreciar cada detalle que se nos presenta, o dicho de otra forma, perderse el camino que se recorre mientras se persigue la meta.

No conocía ese cuento y me ha gustado mucho.

jajaja... No he encontrado granadas y las he sustituido por manzanas chinas que son deliciosas.

Disfruta mucho del finde, amiga

Besitos

luz dijo...

Es cierto lo que dices, Una mirada, y también tiene su encanto echar la vista atrás y recordar el paisaje recorrido, disfrutar de la cosecha en el presente. Ésa es la ventaja de apreciar los detalles, de detenerse e incluso de tropezar, perderse, caer, en el camino, que al fin, no es más que vivir.

Feliz fin de semana

Un abrazo

Una mirada... dijo...

Adoro las granadas (minglanas, que se dicen en mi pueblo); tengo un minglanero en el huertico de casa, pero cometí el error de no coger los frutos porque les faltaba un poco para madurar por completo y la numerosísima familia de estorninos que tengo como huéspedes permanentes se ha encargado de la cosecha. Apenas he salvado unas cuantas como aditamento para las ensaladas...

luz dijo...

Pues únete al club, Una mirada. Qué lastima que no las recogieras a tiempo, aunque los estorninos se habrán dado un buen festín.

¿Sabes? Tienen unas propiedades muy beneficiosas para la salud: son antiinflamatorias, ayudan a bajar la hipertensión, son astringentes, protegen la mucosa del estómago. Regulan el colesterol y son una fuente riquísima de minerales, vitaminas y antioxidantes.

Me encantan mezcladas con escarola o simplemente para picar mientras veo la tele. Además son muy beneficiosas para la diabetes.

Que disfrutes las que te quedan

Feliz sábado

leoriginaldisaster dijo...

Grandes palabras luz. Yo creo que siempre hay que mantener entereza, pues cuando se llega el tiempo no se para, hay que seguir cainando.
un placer leerte amiga!
buenas noches y linda semana

besitos^^

luz dijo...

Buenas noches, Leo:

Mientras la meta sea una etapa del camino y no un fin, puede tener sentido puesto que la vida no se reduce a eso únicamente. La vida está llena de etapas, llena de experiencias y hay que disfrutar de todo ello.

Que tengas una feliz semana

Besitos

leoriginaldisaster dijo...

Cierto luz. Pero es posible que alguien se ponga un fin?siempre que se llega aparece otro horizonte:).
Me quedo con lo que dices, a disfrutar de las etapas!!!:)
muchisimos besos luz!

luz dijo...

Hay quien se plantea un único fin que se reduce a conseguir cosas, y aunque parezca múltiple: Casas, coches, acumular bienes, fama o notoriedad... Al final todo se reduce a lo mismo, a consumir la vida en ello...

Como decía, hay que contemplar el paisaje intermedio.

Muchos besos